Claves para reparar cornisas, ornamentos y saledizos de las fachadas antiguas. Cómo evitar los desprendimientos. Consejos para respetar el color y la textura originales.
Todos los componentes del edificio que representen un riesgo por sus posibilidades de desprendimiento deben ser verificados periódicamente. El objetivo es evidente: evitar lesiones a propios y terceros. Los componentes decorativos de las fachadas (cornisas y ornamentos) están expuestos a un proceso de deterioro que, tarde o temprano, culmina con el desprendimiento de algún componente.
La secuencia del deterioro comienza con la descomposición del revoque y continúa con la formación de fisuras (que casi nunca se reparan a tiempo) lo que permiten filtraciones en el interior del ornamento, corrosión de la armadura de hierro y con el consiguiente aumento del volúmen de los hierros por oxidación. Después llega el desprendimiento de componentes o del recubrimiento de armaduras con caídas parciales de los revoques, o de mampuestos cuyos revoques perdieron capacidad ligante.
Una buena revisión técnica de estos problemas debe empezar por verificar la capacidad de soporte de la estructura de conformación del ornamento y del estado de los elementos de fijación a la fachada. Luego se debe comprobar que el revoque no esté flojo. Si lo está, hay que quitarlo y reparar las partes dañadas con mortero de cal y cemento.
Seguridad y estética
El primer paso en la reparación de un frente consiste en abrir y sellar las fisuras con mastic de poliuretano o de resinas acrílicas. Luego hay que impermeabilizar las superficies horizontales con no menos de seis manos de un techado acrílico sin fibras aplicadas a razón de un litro por metro cuadrado para lograr un espesor de película seca de medio milímetro si la superficie no es de alta rugosidad. Eso sí, hay que tener en cuenta que la superficie superior horizontal de los ornamentos tienen las mismas exigencias que un techo, pero no puede ser impermeabilizada con membranas asfálticas porque sus bordes se pueden desprender debido a la exposición a la intemperie. Además, se debe cuidar que el arreglo respete el color y la textura de la construcción existente, ya que se trata de una restauración de fachada.
Lo indicado es echar mano a un control de la granulometría del revoque existente en laboratorio para reemplazarlo por uno de la misma composición. Este cuidado se recomienda sobre todo cuando los revoques son símil piedra y contienen, además de cemento, partículas de mica y piedras molidas. En nuestro medio no han tenido difusión los recubrimientos de penetración a base de silicatos, incoloros o de tonos similares al de los elementos a reparar. Por eso, se suelen emplear pinturas al látex de resinas acrílicas con excelente capacidad de recubrimiento, impermeabilidad y duración pero que, como un film, otorgan un color y tono uniforme sin relación con el original. Recién ahora se está experimentando con el decapado de las superficies mediante vapor o micropartículas que permiten volver a recomponer las superficies con el mismo material de recubrimiento.
El arreglo de las molduras habituales en fachadas antiguas, que van desde ángeles hasta cariátides, es básicamente un trabajo artesanal. Una alternativa es repararlas tal como si fueran esculturas, agregando cemento y un poco de yeso el sector que está roto y tallarlo cuando el material empieza a secarse. En el caso de los balaustres de los balcones o las formas que se repiten, se hacen a medida con un molde que permite fabricar modelos idénticos.
Problemas en los voladizos
Los balcones se encuentran expuestos a tensiones que producen fisuras por donde puede ingresar agua. Las fallas se deben a cargas excesivas, movimientos estructurales o desplazamientos de la losa con respecto a la carpeta. Por otra parte, en muchos casos se genera en su parte inferior un micro clima que permite la condensación de humedad y la formación de hongos y líquenes que colaboran con la absorción del agua.
La primera manifestación de humedad es la aparición de eflorescencias o salitres, seguida de manchas de óxido y reventamiento de la mampostería u hormigón. Es muy común observar este proceso en los encastres de las barandas en el contrapiso de los balcones. Se generan reventamientos por acumulación de óxido, y se pueden desprender los vértices de la losa y queda expuesto el metal, acelerándose el proceso de corrosión. El ingreso de agua y la pérdida de componentes alcalinos por arrastre de las sales contenidas conlleva, junto con el fenómeno de carbonatación, a un descenso acelerado de la alcalinidad del sustrato que favorece la corrosión. Una vez perdida la protección del hormigón o mampostería, el hierro se corroe rápidamente, perdiendo espesor y resistencia.
En las estructuras antiguas con perfiles la corrosión se suele iniciar en las partes planas. Sin embargo, rápidamente afectará el alma de los mismos siendo esta posibilidad la más peligrosa y de difícil solución. En cualquiera de los casos se deberá comenzar por solucionar el ingreso del agua, ya sea reparando las fisuras, para lo cual se utilizan masillas elastoméricas del tipo poliuretano mono componente o acrílicas. O rellenándolas en profundidad y luego protegiéndolas con pinturas impermeabilizantes. En caso que el ingreso de agua se produzca desde el propio piso del balcón,se puede reparar la carpeta hidrófuga. Si hubiese pérdida de mortero y metal expuesto, este último deberá ser tratado con un antióxido del tipo epoxi, previa eliminación del óxido presente. Cuando la pérdida de volumen del acero sea importante, éste debe ser recambiado o suplementado por otro similar que cumpla con el requerimiento de soporte establecido originalmente. Una vez cumplimentados estos pasos, se reintegrará el mortero perdido, utilizando para ello otro de similares características, colocando si fuera necesario, adherentes epoxi para asegurar una correcta unión con el material preexistente.
Es importante eliminar todo exceso de peso, así como asegurarse que el agua escurra perfectamente hacia el desagüe pluvial o hacia el exterior del balcón. Para esto último, deberá contar con un goterón para evitar que el agua se deslice hacia la parte inferior del balcón, alimentando la formación de hongos que conducirán a un proceso de absorción, reiniciando el proceso de degradación de los materiales. Si se observa un proceso de sangrado de óxido, es primordial establecer sus causas y gravedad.
Cumplir con la ley
Los componentes ornamentales de las fachadas requieren conservación, como establecen la Ley 257 de la Legislatura porteña (conocida como Ley de Balcones”) y decreto reglamentario 1.233, donde se tipifican todos los ornamentos y saledizos, así como su régimen de mantenimiento. Sólo habría que agregar que la revisión técnica de éstos componentes no puede realizarse “desde la vereda de enfrente”, sino que se debe acceder a cada nivel a verificar el estado de adherencia de los revoques en dinteles, alféizares, cornisas y todo otro ornamento.
Visto en: http://www.clarin.com/arq/construccion/revertir-deterioro-fachadas-balcones-antiguos_0_832117004.html
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