En 2009 se dejarán de fabricar los últimos rollos de película de una cámara que cambió el curso de la historia de la fotografía, del arte y de la vida cotidiana de millones de personas de todo el mundo. El ritual era sencillo: se apuntaba al objetivo, se disparaba apretando al botón y la película, acompañada por una ruidosa arcada, salía como una lengua negra de las tripas de la cámara. Luego, llegaban los 60 segundos de espera, que a veces resultaban eternos, en los que parecía brotar de la nada la imagen que había captado la Polaroid. Un momento que también se perderá en el tiempo.
Polaroid AF 660
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