Rico Tipo, la sonrisa de los `40.-
El primer logo de la revista (1944) y el último con el que se despidió la revista en 1973.
La revista Rico Tipo surge de un entredicho entre Dante Quinterno y uno de sus más destacados dibujantes, Jose Antonio Guillermo Divito. Después, éste declararía en un reportaje que su alejamiento de Patoruzú se debió a que en dicha revista se les alargaban las polleras a sus famosas chicas, causa que parece de poco peso como para producir un alejamiento tan abrupto.
Evidentemente, existían diferencias más profundas. Es entonces cuando Divito alquila una oficina en Diagonal Norte al 800 y, junto
a un grupo de soñadores como él, funda Rico Tipo.
En este punto vale la pena detenerse un momento para recordar el modo en que este esfuerzo pudo ser posible. Divito es llamado de la Cabaña Santa Anita ("Donde comerá tan bien como en su casa") para crear un aviso. Su dueño, Mario di Benedetto, un joven tan alegre y desprejuiciado como él, a quien llamaban sus pares "El pibe de Oro" por haber heredado una gran fortuna; entusiasmado por el resultado, aporta los 30.000 pesos moneda nacional necesarios para la edición de una revista humorística. Anteriormente, Divito se había contactado con Clemente Lococo para hacerla, pero éste, si bien estaba de acuerdo con la idea, le ofrecía al dibujante el puesto de director, aunque a sus órdenes, y él no aceptó. Aquellos adelantados del humor porteño, partícipes de esta confabulación fueron, además de Divito, como su director, Eduardo Almira, como jefe de redacción, Toño Gallo, Pedro Seguí y Abel laniro. El 16 de noviembre de 1944 gana la calle el primer número de esta revista, de perfil completamente distinto al de Patoruzú y que, en su momento, llegará a tener records de venta, e influirá hasta en las costumbres de los porteños de una época en la que contemplar la vida no era perder el tiempo. Aquel día, inquietos, devorados por la ansiedad, Divito y sus colaboradores recorrieron los kioscos del centro para observar si alguien adquiría algún ejemplar. La etapa primera de Rico Tipo fue inolvidable, el Nº 1 se agotó el primer día que salió a la venta. Entre 1945 a 1948 el tiraje fue aumentando de tal manera que de 250.000 ejemplares llegó a 300.000 ¡semanales!, un record, un éxito inigualable sabiendo que además había muchísimas revistas circulando en el país.
Las chicas de Divito son, desde ya, el principal ingrediente de la revista: sexies, con cuerpos esculturales y polleras muy cortas, piensan y se mueven como muchachas emancipadas.
Las jóvenes buscan parecerse a ellas y las modistas copian su ropa. Sin proponérselo, Divito crea moda a través de las páginas de Rico Tipo, no sólo para las mujeres sino también para los muchachos que siguen la indumentaria de colores detonantes, y hasta los jopos de los peinados. Pero las chicas no están solas, sino que están acompañadas de una serie de personajes inspirados en la creciente clase media. Divito crea algunos de ellos:
Fallutelli: oficinista trepador, chismoso, coimero, oportunista, odiado por todos.
Bómbolo: inocente hasta lo increíble, capaz de creerse todo lo que le dicen.
Fúlmine: prototipo del yetattore.
El Abuelo: un viejito seductor, por el que bellas mujeres dejan a hombres más jóvenes que él.
El otro Yo del Dr. Merengue: indiscutido plato fuerte de su producción. Se trata de un hombre de buena posición, reprimido, amable, incapaz de reacciones violentas, siempre medido.
Pero su “otro yo” cada vez que aparece muestra la irrupción de sus bajas pasiones.
Rico Tipo escribió páginas imborrables que son clásicos de la historieta argentina, tuvo tuvo dos décadas de gloria: 1940 y 1950. En ellas su tirada y aceptación popular fueron masivas, pero la liberalidad sexual que empieza a manifestarse a finales de la década del sesenta comenzaron a debilitar la influencia de la revista. Los sucesos políticos en el país, asimismo, requerían la mirada hacia esos temas, tan lejanos a Divito. El destino de la publicación hacia finales de los sesenta hubiese sido cambiar su estilo o desaparecer. Divito, muerto en 1969, no llegó a ver la desaparición de su revista, que se produjo tres años más tarde, ni un cambio de estilo que seguramente no le hubiese gustado.
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